martes, 29 de diciembre de 2009

LA HERRADURA


CARTA PARA MARÍA EUGENIA


El mundo es un pañuelo... , decimos cuando nos encontramos con alguien que hace tiempo que no vemos.

en otras ocasiones el mundo parece una sábana, pues quizás a lo largo de la vida solo nos vemos una o dos veces.

Y en otras ocasiones por suerte o por desgracia, el mundo es ... el mundo, un lugar donde vivimos todos pero que nunca o raras veces nos vemos. Solo cuando nos llega una mala noticia nos preguntamos por qué no lo llamé o visité.- y entonces nos llega el sentimiento de impotencia.


Querida María Eugenia; para nosotras el mundo ha sido como una sábana, pues hace casi cuarenta años que no sabíamos nada la una de la otra.

Recuerdo de pequeña, lo amigas que fuimos, cuando jugábamos cada noche a las cuatro esquinas, en la esquina del taller, Las "panzas" de bailar que nos dábamos todos los sábados viendo Escala en Ifi. todavía recuerdo como bailábamos " el pijama, de Gorgi Dan". Tú y yo siempre estábamos bailando, y yo hasta el día de hoy sigo igual, cuando oigo música no puedo parar, es como si la llevara dentro.

También recuerdo cuando tu hermano Carlos venia al bar de mi tío, solo verlo venir Berraca a bajo, ya preparábamos los vasos con agua.- uno lleno, el otro un poco menos, otro casi vacio, y

así sucesivamente, para empezar con la música, mi primo José y él tocaban con los vasos y nosotras con tapaderas, o con lo que fuera, que bien lo pasábamos, que tiempos aquellos.

volvería a ellos sin pensarlo.

Recuerdo cuando yo pasaba por tu casa y siempre me paraba a ver como tu padre ponía las herraduras, yo siempre le pedía una, y él me decía .- coje de allí encima (del pozo) las que quieras y guardalas que las herraduras traen suerte.- . Yo nunca creí que eso fuera cierto.

También recuerdo el día que me perseguía José el "tonto", y me escondí en tu casa recuedas?, tu padre supo librarme de aquel mal trago, y nos ofreció comida a José y a mi, todavía no se me ha olvidado el sabor de la sandía que comí.

Con el tiempo y por las circunstancias, nuestras vidas se separaron, y fuimos a parar a diferentes puntos de la geografía Española.

Por desgracias al partir de Encinasola, me desaparecieron las herraduras y con ellas tu amistad.

Quién me iba a decir a mi, que un buen día por menc¡onar la herradura en un escrito que hice en Marochos, esto me iba a devolver otra vez tu amistad?.-

Cuando escuche tu voz al teléfono después de tantos años, pensé" Manolo tenía razón la herradura trae suerte". No solo éso, si no que volví a encontrar las herraduras de tu padre.

Por eso querida amiga , aquí las tienes enmarcadas , ya no me voy a deshacerme de ellas, como tampoco ya no me voy a deshacer de tu amistad.

Ocuparán un sitio privilegiado en mi casa, como tú lo ocupas en mi corazón.


Muchisimos besos para tu familia, que también es la mía por parte de padre.

Y tú, queridísima amiga recibe un fuerte abrazo mio.


Ana Mari.

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