


En mi casa de Encinasola teníamos un telar, su traqueteo todavía parece que lo escucho a pesar del tiempo que ha pasado. Era un sonido característico y monótono que se escuchaba temprano en toda la calle Molinitos delatando asi el comienzo de la jornada.
El tejer es un arte, consiste en elaborar un tejido o fabricarlo. En mi casa del pueblo venía de muy antiguo este oficio, pasaba de abuelas, madres e hijas, desde pequeñas a las chicas ya nos gustaba ver salir del telar esas maravillas que se fabricaban en Encinasola, en nuestra propia casa, de nuestro propio telar. El trabajo requería una especial dedicación, las labores de hilados, teñido de las lanas, preparar los hilos de la urdimbre que son los que se ponen en vertical y la trama en horizontal y a través de la lanzadera ayudaba a llevar el hilo de un lado a otro del urdimbre, este cambiaba los hilos por medio de los pedales y de allí sacaba mi madre verdadera obras de arte que hoy no tienen precio..
Mi abuela enseño a todas sus hijas a tejer por lo que en cada casa de mi familia había un telar de madera. El de mi madre se lo hizo mi tío José, mi madre tenia ocho hermanos cuatro varones todos con sus carpinterías y cuatro hembras todas tejedoras.
Recuerdo con gran cariño todo el proceso para hacer una hermosa alfombra ; A casa nos traían la lana recién esquilada de la oveja y mi casa se llenaba de gente para calmenarla y de esta manera quitarles las impureza y dejarla fina. eran tardes de tertulias , meriendas etc, con todas las amigas en mi casa. Después venia Cesáreo, el carmenador a terminar de alisar la lana con sus peines de púas metálicas enceradas , eran como raquetas cuadradas y dejaba tan fina la lana como papel de fumar. El siguiente paso era hilarla para hacer las hebras, o sea para que ya fuese lana, después hacer las madejas. Para tintarlas yo iba a comprar a casa de Revuelto los polvos de colores, nos íbamos al huerto de mi tía Dolores con enormes calderos y lebrillos a lavar las madejas y a tintarlas, al agua le poníamos orines por que mi madre decía que de esta forma la lana no desteñía.
Una vez que la lana ya tenia hermosos colores, teníamos que hacer ovillos para que mi madre le diese forma de alfombras, alforjas para las romería, mantas , cubrepiés etc etc, con hermosos dibujos que casi siempre se los sacaba en papel mi prima Inés.
A mi particularmente me gustaba mucho hacer los madroños que después adornaban los alforjas y las mantas de los caballos para la romería. Mi madre nos daba una " perra gorda" por cada madroño que hacíamos. En varias ocasiones ganó el primer premio con sus trabajos, además de muchas anécdotas que podría contar.
Hoy día todo está dejado y ya no hay quién haga aquellos primores. Dentro de la familia siempre tubo su relevo, y es una pena que se pierdan aquellas obras de arte.
Ana Maria Dominguez