martes, 29 de diciembre de 2009

EL TELAR DE MI CASA

Con mi madre.
Mantas y alforjas de romeria hechos por mi madre , los madroños hechos por mi y mis amigas. (pincha encima de la foto para verla mas grande)





En mi casa de Encinasola teníamos un telar, su traqueteo todavía parece que lo escucho a pesar del tiempo que ha pasado. Era un sonido característico y monótono que se escuchaba temprano en toda la calle Molinitos delatando asi el comienzo de la jornada.

El tejer es un arte, consiste en elaborar un tejido o fabricarlo. En mi casa del pueblo venía de muy antiguo este oficio, pasaba de abuelas, madres e hijas, desde pequeñas a las chicas ya nos gustaba ver salir del telar esas maravillas que se fabricaban en Encinasola, en nuestra propia casa, de nuestro propio telar. El trabajo requería una especial dedicación, las labores de hilados, teñido de las lanas, preparar los hilos de la urdimbre que son los que se ponen en vertical y la trama en horizontal y a través de la lanzadera ayudaba a llevar el hilo de un lado a otro del urdimbre, este cambiaba los hilos por medio de los pedales y de allí sacaba mi madre verdadera obras de arte que hoy no tienen precio..

Mi abuela enseño a todas sus hijas a tejer por lo que en cada casa de mi familia había un telar de madera. El de mi madre se lo hizo mi tío José, mi madre tenia ocho hermanos cuatro varones todos con sus carpinterías y cuatro hembras todas tejedoras.

Recuerdo con gran cariño todo el proceso para hacer una hermosa alfombra ; A casa nos traían la lana recién esquilada de la oveja y mi casa se llenaba de gente para calmenarla y de esta manera quitarles las impureza y dejarla fina. eran tardes de tertulias , meriendas etc, con todas las amigas en mi casa. Después venia Cesáreo, el carmenador a terminar de alisar la lana con sus peines de púas metálicas enceradas , eran como raquetas cuadradas y dejaba tan fina la lana como papel de fumar. El siguiente paso era hilarla para hacer las hebras, o sea para que ya fuese lana, después hacer las madejas. Para tintarlas yo iba a comprar a casa de Revuelto los polvos de colores, nos íbamos al huerto de mi tía Dolores con enormes calderos y lebrillos a lavar las madejas y a tintarlas, al agua le poníamos orines por que mi madre decía que de esta forma la lana no desteñía.

Una vez que la lana ya tenia hermosos colores, teníamos que hacer ovillos para que mi madre le diese forma de alfombras, alforjas para las romería, mantas , cubrepiés etc etc, con hermosos dibujos que casi siempre se los sacaba en papel mi prima Inés.

A mi particularmente me gustaba mucho hacer los madroños que después adornaban los alforjas y las mantas de los caballos para la romería. Mi madre nos daba una " perra gorda" por cada madroño que hacíamos. En varias ocasiones ganó el primer premio con sus trabajos, además de muchas anécdotas que podría contar.

Hoy día todo está dejado y ya no hay quién haga aquellos primores. Dentro de la familia siempre tubo su relevo, y es una pena que se pierdan aquellas obras de arte.


Ana Maria Dominguez

4 comentarios:

Ana Mª Dominguez dijo...

Anónimo dijo...

A.M.
Tu escrito sobre el telar, maravilloso, nos haces recordar y deleitarnos con ese arte sacado de los viejos telares y de las manos de la tejedora, de la artista,de tu madre.
FELICIDADES.
16 de abril de 2009 15:27
Anónimo dijo...

ANA QUE CALLADITO TE LO TENIAS, EL ESCRITO ES MUY BONITO Y TU ESTAS MUY GUAPA EN LA FOTO CON LAS ALFORJAS.
UN BESO
REME
16 de abril de 2009 16:15
Fontenla dijo...

Bonito oficio lastimas que estas cosas se pierdan con el paso del tiempo,pero el progreso a veces es cruel.
que bonita era la madroñera petitona,y un abrazo para tu madre.
16 de abril de 2009 16:25
Anónimo dijo...

Que cosas mas bonitas hacia tu madre en el telar, es una pena que se pierdan esas cosas y no se aprendan por la juventud,
besos para tu madre y para ti,
J.L.
16 de abril de 2009 16:49
Anónimo dijo...

No se si recuerdas que nos conocimos en internet comentando el tema de tu escrito. Una maravilla de oficio y verdaderas obras de arte las que salian de las manos de tu madre.
Que bien harian en Encinasola si recuperasen en un taller esta bonita tradición que nunca deberia perderse.
Un beso.
Pilar
16 de abril de 2009 20:59
Anónimo dijo...

Tu madre hacia primores en el telar,y tu lo haces con los escritos,son dos formas de expresar lo que llevas dentro.
Creo que se puede adivinar la nostalgia y el cariño ha tu pueblo en tus escritos,y creo que eso nos hace mas humanos.
Persigue a tu sueños no los dejes
volando contigo
16 de abril de 2009 22:52
Anónimo dijo...

De que tu madre hacia verdaderas obras de arte no me cabe la menor duda, basta VERTE A TI.

Un beso para tu madre y otro para ti.
Un Marocho amigo.
17 de abril de 2009 23:15
Anónimo dijo...

...bajo la sombra de tus alas..., hermosa plegaria que he recordado cuando he leido el nuevo título que le has puesto a tu blog. Cargado de nostálgia y entrañables recuerdos haces mención de aquel casi olvidado armatoste en el que tantas mujeres del pueblo demostraron sus estupendas dotes artísticas elaborando verdaderas obras de arte y artesanía. En mi calle había varios telares, recuerdo su monótono "traqueteo" durante buena parte del día.
21 de abril de 2009 00:04
Anónimo dijo...

Los telares que se fueron, lo telares de Encinasola,los que ya no volveran, como tantas y tantas cosas, enhorabuena por tu reportaje, que nos hace volverlos a recordar.Saludos.
21 de abril de 2009 00:55
Anónimo dijo...

Bonito relato acompañado de esa carga de nostalgia que tú le sabes añadir.
Yo también tengo recuerdos de los telares, pues mi abuela Inés tenía uno y aún parece que escucho esa traqueteo del que hablas. Cuando murió ya no se volvió a usar más, pero duró muchos años sin desmontarse. Luego,
a los pequeños nos servia para jugar.

Un beso

J.M.
21 de abril de 2009 21:20
Ana dijo...

Muchas gracias a todos por vuestros comentarios
22 de abril de 2009 22:29
caren dijo...

Ana qué cosas más bonitas hacía tu madre con el telar. Es una pena que algunos ofícios se hayan perdido porque muchos de nosotros nos hemos criado en famílias que se dedicaban a ejercerlos. Mi padre era guarnicionero. Aunque cuando los animales dejaron de trabajar en los campos la guarnicioneria se convirtió en una tapiceria.
Muchos besitos y prometo que no tardaré tanto tiempo en visitarte.
Carmen
24 de abril de 2009 14:19
A.Vaello dijo...

Ana, me a encantado tu escrito. Podrías escribir muchas mas cosas, bastaría con que relataras una pequeña parte de las anécdotas de tu querida madre. Sigue deleitándonos con tu espontaneidad en tus escritos, un beso.
Antonio
26 de abril de 2009 01:20

Anónimo dijo...

No habia yo reparado en leer este escrito sobre el telar, y al leerlo he recordado tal cual hiba leyendo las andanzas que el telar os proporcionaba y las maravillas de artersanía que de aquel telar sacaba a la luz tu madre y creo recordar también a tu tia Amalia que en paz descanse,una forma de vida artistica, porque no era para menos, los trabajos que se fueron cuando las tejedoras tubieron también que decir a Dios, al no estar compensado, tiempo, calidad y precio

Anónimo dijo...

No habia yo reparado en leer este escrito sobre el telar, y al leerlo he recordado tal cual hiba leyendo las andanzas que el telar os proporcionaba y las maravillas de artersanía que de aquel telar sacaba a la luz tu madre y creo recordar también a tu tia Amalia que en paz descanse,una forma de vida artistica, porque no era para menos, los trabajos que se fueron cuando las tejedoras tubieron también que decir a Dios, al no estar compensado, tiempo, calidad y precio

Anónimo dijo...

Que escrito mas bonito, de una forma sencilla nos haces participes de lo que representaba el telar en tu casa,